jueves, 21 de febrero de 2013

Momentos

Momentos, recuerdos, silencios, sombras, fantasmas, vacío
Son lo único que me queda de todo aquello que vivimos, de todo lo que fuimos.
Cada que vez que pienso en vos, me asaltan miles de momentos que pasamos juntos. Y es increíble que los recuerden tan bien, como si estuvieran grabados en lo más profundo de mi ser. Esa es la razón de porque no los puedo olvidar, porque me quedaron grabados, porque me marcaron para siempre. Y esas cosas no se olvidan.  
Entre tantos recuerdos, entre tantas risas, entre tantas charlas, entre tantas caminatas juntas, entre tantas cosas que pasamos, hay 5 momentos que son mis favoritos, son los que se que nunca voy a olvidar, son los que logran sacarme una sonrisa o una lágrima, son lo que aún siento, que provocan algo dentro de mi cada vez que los recuerdo, son los que me gusta recordar, son la prueba de lo que fuimos, son las cenizas de lo que dejamos, son nuestro pasado. Fueron nuestros mejores momentos.
1. Mi favorito de todos. Fue en abril, estábamos en el cementerio, nunca había estado en un lugar más feo que ese, el cielo era gris, como si reflejara la tristeza que nos invadía a todos, el aire era frío, te helaba la sangre, a penas entramos lo notamos, se respiraba a muerte en ese lugar, y sólo había silencio y lágrimas. Lágrimas que invadían los rostros de todos, el dolor y la tristeza se veía claramente en nuestros ojos. Nunca antes me había sentido así. Estaba sentada en el suelo primero, luego me senté en un banquito, no se si ya estabas ahí antes, o si sólo apareciste de repente, el hecho es que estabas ahí, a mi lado. Y no me di cuenta hasta que, no se cómo, terminé con mi cabeza apoyada en tu hombro, y vos consolándome con tu mano en mi pelo, acariciándome; los dos en silencio. Nunca antes lo habías hecho. Pero se sentía tan bien. En ese momento desapareció el mundo, desapareció todo, el dolor, el llanto, la gente, el tiempo se congeló. No había nadie más que nosotros dos. Era como si estuviéramos solos en el universo; por lo menos en el mío. Seguramente no duró mucho, seguro sólo fueron minutos, pero para mi fue eterno.
2. No recuerdo cuando fue, ni tampoco bien el porqué. Sólo recuerdo que había tenido un día malo, había discutido con mi padre, y como siempre, yo había quedado hecha añicos. Entonces, no pensé, mi cuerpo fue el que se movió, era como sis mis pies supieran a donde tenían que ir. Y así fue, llegué a tu casa, te toqué el timbre, estabas sorprendido y preocupado, claramente se notaba en mi voz que estaba llorando. Bajaste, abriste la puerta, y a penas te vi, me abalance a tus brazos, me abrazaste, ¿qué otra cosa podías hacer? Estabas tan sorprendido como yo, lo más loco fue que creo que te abracé con tanta fuerza que no se cómo terminamos dentro. Aún recuerdo ese abrazo, aún recuerdo tu cara, no sabías que hacer. Ni yo. Ese fue nuestro primer abrazo verdadero. Y hasta ahora creo que el único. Ese día supe que cuando mi mundo se desmoronaba, cuando amenazaba con tirarme, cuando estaba a punto de caer, eras vos el que me mantenía en pie, eras vos lo único que necesitaba. Un abrazo tuyo en mí hace milagros. Pero supongo que es algo que vos no sabes. La cantidad de veces que lo único que era capaz de mejorarme, era un abrazo tuyo. pero sabía que no lo iba a tener. Por eso me aferraba a este recuerdo, ese abrazo fue único. Nunca se repitió.
3. Llovía, estábamos en el retiro. Estabas mal, te pasaba algo, lo supe a penas te vi. En el almuerzo no comiste, te levantaste y te fuiste. Te seguí. Estabas en tu cuarto, estabas llorando, era la primera vez que llorabas después de mucho tiempo, después de tantas cosas que te pasaron, por fin pudiste llorar. Yo estaba detrás de la puerta, debatiéndome en si tenía que entrar, o dejarte estar sólo. No sabía que hacer, quería entrar y abrazarte con todas mis fuerzas, protegerte de alguna manera, no soportaba verte así y no poder hacer nada. Pero no sabía cómo ibas a reaccionar asi que final no lo hice, y esperé. Saliste, me viste, discutimos. Me fui a mi cuarto, las lágrimas caían mientras veía llover por mi ventana. Luego, me fui a caminar por un sendero rodeado por árboles, viniste a buscarme, hablamos, me pediste perdón y nos fuimos a donde estaban el resto de los chicos. 
Yo te vi llorar cuando nadie te miraba, escondiendo esa lágrima que se te escapaba. Yo te vi tan triste y tan solito, que hubiera dado mi vida por curarte las heridas...
4. En estos tiempos, eramos tres. Salimos del cole, vos tenías educación física pero no tenías ganas de ir, faltaste. Preferiste ir a mi casa, comimos, boludeamos, y se me ocurrió la idea de subir a la terraza, subimos, y nos pasamos horas hablando de la vida, de ir a Las Vegas, de vernos mínimo 1 vez a la semana cuando terminemos el colegio, de la religión, etc. Hablamos de tantas cosas ahí arriba, que parecía que el tiempo no pasaba. Fue uno de esos momentos que queres congelar, que nunca se terminen y que duren para siempre. Pero sabemos que tarde o temprano todo termina. Y así como vinieron esos días de hablar de cualquier cosa, e ir por la vida los tres, también se fueron sin previo aviso. Aún hoy subo a mi terraza, a revivir ese día, esperando encontrar algo, y lo único que hay son nuestros fantasmas.
5. El último es una de las tantas veces que me acompañabas antes de que vaya a inglés, y nos quedábamos caminando y hablando. Ese día iban a operar a tu abuela, y estabas mal, yo no sabía que hacer, sólo quería verte y tratar de animarte o distraerte. No sabía si ibas a venir. Te llamaron, y a los 5 minutos apareciste. Tenía unas ganas de ir corriendo y abrazarte. Pero no lo hice, porque no estábamos solos. Estaba feliz de verte. Viniste, temía que no lo hicieras. Como de costumbre, nos adelantamos y hablamos de nuestras cosas. Cada que estábamos juntos era como si los demás no existieran. como si nada más existiera más que nosotros dos, encerrados en nuestro mundo. Nada más importaba. Cómo extraño esos tiempos.. Nuestros viejos tiempos....

miércoles, 20 de febrero de 2013

La de la mala suerte...


Abriste una ventana despertando una ilusión
cegando por completo mi razón. 
Mantuve la esperanza conociendo tu interior
sintiendo tan ajeno tu calor
probé de la manzana por amor

Quiero ya no amarte y enterrar este dolor
quiero que mi corazón te olvide
quiero ser como , quiero ser yo la fuerte
Sólo te he pedido a cambio tu sinceridad
quiero que el amor al fin conteste 
porqué siempre soy yo la de la mala suerte. 

vienes, me acaricias y te marchas como el sol
me duele sólo ser tu diversión
Dices que me amas, que no hay nadie como yo
que soy la dueña de tu corazón
pero alguien más está en tu habitación. 

Quiero ya no amarte y enterrar este dolor
quiero que mi corazón te olvide
a ser como , quiero ser yo la fuerte
Sólo te he pedido a cambio tu sinceridad
quiero que el amor al fin conteste 
porqué siempre soy yo la de la mala suerte. 

Y no, no pasa nada si el amor 
no es perfecto, siempre y cuando sea honesto
Y no, ya para qué pedir perdón
no es correcto, no puedo compartir lo que no se me dio
no soy la dueña de tu corazón, 
yo soy quien sobra en esta habitación. 

Quiero ya no amarte y enterrar este dolor
quiero que mi corazón te olvide
a ser como , quiero ser yo la fuerte. 
Sólo te he pedido a cambio tu sinceridad
quiero que el amor por fin conteste 
porqué siempre soy yo la de la mala suerte.

martes, 19 de febrero de 2013

Lost

Todo iba bien, más que bien. Todo era perfecto hasta que decidiste volver. 
Desde ese tu bendito tweet, que me recordó que existías. Desde ese momento, en el que no pude evitar sonreír al leerte, al saber que me hablabas a mí, en el que no pude evitar que todo aquello que sentía y siento que me estaba quemando por dentro reapareciera y amenazara con consumirme. Desde ese momento, supe que estaba perdida. Totalmente perdida
Porque sabía que tu regreso iba a ser mi destrucción, mi pérdida. Porque sabía que ibas a volver por un tiempo, por lo que estabas buscando, sea cual fuera el motivo de lo que te hizo regresar, sabía que una vez que lo tuvieras, te irías sin más. Eras como la luz de la luna, que me alumbraba en medio de tanta oscuridad, pero que en algún momento tendría que irse, para dejar salir al sol. Ese es mi problema, yo no quiero ver el sol, no quiero ver esa luz que me deslumbra. Quiero tu luz, esa luz tenue y cálida de tu mirada, que me guía cuando estoy perdida.
Y acá estoy, esperando a que te marches con el sol; temiendo que llegue ese momento en el que decidas volver a irte. Y sin embargo, sin hacer nada para retenerte a mi lado. Pero, ¿qué podría hacer? Nada. Se que cuando tengas que irte, así como te deje volver, voy a dejarte irte. ¿Será que esta vez sea definitivo? No lo sé, no lo creo. Al parecer nuestras idas y venidas no se terminan nunca. Pero eso a vos parece no importarte. 
No lo entiendo, cuando me fui, cuando te dije adiós, no dijiste ni hiciste nada, me dejaste ir, sabiendo que lo decía en serio. Y un mes después decidiste volver recomendándome bares. Decime, ¿quién hace eso? Sólo vos. Es absurdo. ¿Qué se supone que debo hacer? Si no podemos ni mantener una conversación por 1 hora, ¿de qué se supone que hablaríamos toda una noche si fuéramos a uno de esos tus bares? No tiene sentido. Aún así  quiero hacerlo, quiero intentarlo. No sé cuál de los dos esta más mal de la cabeza. Como sea, eso no importa, porque conociéndonos sé que eso no va a terminar nada.
El hecho es que, cada día que pasa siento que te pierdo más, aunque la verdad, no sé si alguna vez te tuve, si alguna vez fuiste mío. Sólo sé que sin vos estoy perdida.
Perdida en medio de toda esta oscuridad, buscando desesperadamente tu luzbuscándote, sin encontrarte, temiendo no hacerlo.
Perdida en medio de recuerdos de tiempos pasados.
Perdida en medio de un océano infinito de lágrimas.
Perdida.